lunes, 15 de julio de 2013

La deficiencia auditiva impide la expresión y la recepción del lenguaje

La comunicación no sólo requiere la verbalización del lenguaje, sino también su recepción inteligible por un oyente.

Cuando surge un problema como el de la deficiencia auditiva éste impide la expresión y la recepción del lenguaje. Es un trastorno que obstaculiza el intercambio comunicativo y tiende a aislar al individuo de sus congéneres. Lo mismo ocurriría entre conferencistas estadounidenses, japoneses, y árabes, por ejemplo. Tienen establecida una barrera lingüística y no pueden expresar sus pensamientos y emociones por no tener un idioma común.

Gracias al oído recibimos mucha información.

Sin embargo, en una conversación ¿quién no utiliza la vista? Con ella podemos  observar el movimiento de los labios, los gestos y las expresiones faciales del interlocutor.

El deficiente auditivo puede compensar su pérdida de adición haciendo uso de la vista. La lectura labio facial se apoya en una observación profunda y en una síntesis inteligente. Es también la habilidad que permite a una persona entender el lenguaje por medio de la observación atenta del que habla.

El lenguaje expresivo es una rápida sucesión de emisiones compuestas de sonidos con significado y cada sonido tiene un determinado grado de visibilidad. Estos sonidos son las vocales y consonantes. Basándonos en esto, el lector de labios entrenado, debe reconocer hasta las vocales y consonantes que no son visibles. Los sonidos se producen al cambiar la forma de la cavidad bucal y la poción de la lengua, labios, dientes, y más. Estos movimientos visibles son los que deben observar o interpretar.


La valoración clínica realizada por el audiólogo es el primer paso en cualquier programa de rehabilitación auditiva, pero la valoración audiológica no sólo consiste en medir la naturaleza y el grado de trastorno de niño, sino algo más importante, considerar la función comunicativa total del pequeño. (Fuente. Guía para padres de niños sordos. Suriá, María D.)